La marea
- Editorial
David Laguillo
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{xtypo_dropcap}M{/xtypo_dropcap}ariano Rajoy se enfrenta este 15 de septiembre a su próxima reválida. Cientos de miles -sin entrar en absurdas guerras de cifras- de personas están tomando Madrid para mostrar su frontal rechazo a la política de ahogo de las clases medias y bajas. Algo está meridianamente claro: así no se puede seguir adelante.{xtypo_quote_left}No escuchar el grito de la ciudadanía supondrá otro clavo más en la crucifixión de Rajoy{/xtypo_quote_left}
El gobierno de Mariano Rajoy no puede seguir estrujando a los trabajadores, en pos de un extraño objetivo de déficit que nadie entiende que sea más importante que las personas. Y no es demagogia. No escuchar el grito de la ciudadanía supondrá otro clavo más en la crucifixión de Rajoy. Y no es demagogia.
El presidente, que ya perdió su legitimidad moral desde el mismo momento en que comenzó su escalada de mentiras, no puede seguir avanzando en su crucifixión, en su escalada autodestructiva, y no puede hacer oídos sordos a la agónica situación de las familias y los hogares españoles. No puede seguir otorgando validez a erróneas medidas de castigo a la economía como la subida del IVA. No puede seguir castigando a los pobres sin tocar a los ricos. Y no es demagogia.
La marea de españoles que hoy se manifiestan en Madrid forma una voz conjunta en la que hay trabajadores, policías y guardias civiles, parados, autónomos y empresarios, que gritan un contundente «No» a la forma de gobernar del ejecutivo dirigido por Rajoy. Su voz debe ser escuchada.
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