Dinero para el escándalo
- Mar de fondo
David Laguillo
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{xtypo_dropcap}N{/xtypo_dropcap}o hay día que pase sin algún síntoma o símbolo que nos acerque al escándalo. Y siempre, con el dinero como protagonista principal u objetivo prioritario, a juzgar por sus «receptores».
Lo último (por el momento), es la exclusiva que la revista de cotilleos más poderosa (por lo que paga), «¡Hola!», parece dispuesta a negociar con el «laborioso jornalero» de la farándula «Paquirrín», la nada desdeñable cifra de… ¡400.000 euros! por enseñar el proceso de pre, post y resultado de parto, con presentación en sociedad del retoño recién llegado a éste mundo, con una copla bajo el brazo (la de su abuela).
Claro, que la culpa no es del «hacendoso proletario», sino de las marujas que hacen cola para ir en procesión al kiosko y afanar con todo el material couché, para fisgar cómo, cuándo y dónde alterna la «peña tonadillera», colaborando a colgar el cartel de «ejemplar agotado».
Hay otros ejemplos. Me ocuparé de uno y aunque lo parezca, no es por mí fobia a la familia Bardem (que también), sino por aclarar a quien no lo sepa, que la concesión de una estrella en el paseo de la fama en Hollywood, no es por los méritos contraídos, aunque en algunos casos estaría justificado, pero ¿no les parece demasiada casualidad que la estrellita del malo de la última de James Bond, don Javier, esté al lado de la de su amada Penélope?. Tiene una explicación. Esta, como otras, se concede previo pago de buena cantidad de $ que, por supuesto, pagan las productoras en éstos casos ó las discográficas cuando se trata de músicos y cantantes. Para promocionar, ya saben.
Todo esto, me trae a la memoria una época en la que aquí, (supongo que copiado de otros lugares), se organizaba una especie de gala bajo el epígrafe de «Empresario ejemplar de Cantabria». Se trataba de un acto, con cena incluida, entrega de diplomas y distinciones a los postres, discursitos de rigor y reportaje posterior en prensa con fotografía incluida de quien, como estaba mandado, pagaba una considerable cantidad de dinero, es decir: si usted tiene una fontanería o pequeña mercería, se inscribe, paga y… ¡hala!. «Empresario ejemplar». Así cualquiera, ¿no?.
Así es la vida. Y si no, fíjense en los coches que una firma alemana otorga a los jugadores de equipos tan «humildes» como RMadrid, FCBarcelona, Milán, Bayer o Chelsea. Vehículos de hasta 175.000 euros, así, sin anestesia. ¡Claro, pobrecitos, ganan tan poco…!.
Por cierto, ¿nadie controla tanto desmadre?. ¿Aquí no hay recortes?. ¡Ayyyyy…!
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