Un presidente parapetado por pantallas y vitrinas
{xtypo_dropcap}E{/xtypo_dropcap}ste sábado 2 de febrero España ha vivido uno de los episodios más tristes de su democracia. Un presidente de gobierno, elegido democráticamente por una amplia mayoría de los ciudadanos, llevó a cabo una convocatoria de prensa tras una reunión de urgencia de su gabinete de alta dirección para salir al paso de las gravísimas acusaciones de corrupción que penden sobre el PP y sobre muchos de sus dirigentes.
La calle, los españoles, España, exigían una clara explicación por parte de Mariano Rajoy, pero únicamente se obtuvo una especie de declaración de intenciones, fría y artificial, a través de una pantalla y sin oportunidad de que los periodistas realizaran ninguna pregunta. Mientras en la opinión pública es un clamor la necesidad de explicaciones -y dimisiones- lo que se obtuvo fue un discursito emitido a través de una pantalla, o sea, detrás de una vitrina.
Oiga, para tener un representante de cartón piedra al que mirar a través de unos barrotes como si fuera un mono en un zoo, no necesitamos presidentes.
Un poco más de respeto a los españoles y a la prensa: necesitamos valentía, preguntas y respuestas, y sobre todo honradez. De todo ello andamos escasos últimamente.
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