- El periodismo cántabro está plagado de impostores, plagiadores y chantajistas.
Los hay de todo tipo y pelaje: desde quienes manipulan surrealistas clasificaciones de páginas web mediante la cuestionada herramienta de Alexa, hasta quienes copian e imitan nombres de otros periódicos existentes, pasando por quienes sacan dinero a los clientes de la forma que sea, incluyendo métodos más cercanos a la mafia que al periodismo o a la publicidad.
Nada que ver, obviamente, con la respetable y hermosa profesión del periodismo. El periodismo cántabro está plagado de impostores, plagiadores y chantajistas, y en este contexto, que no es nuevo, en muchas ocasiones es muy difícil navegar para los periodistas de verdad, ya que las procelosas aguas del panorama siempre están en constante caos.
Por fortuna, la mayoría de estos intrusos a la profesión periodística son fácilmente identificables, aunque algunos se pueden mimetizar lo suficiente como para ser contratados por grandes marcas, hasta que se descubre el engaño y son expulsados de forma inmediata.
Otros, por desgracia, permanecen desde hace décadas enquistados en las instituciones y en la Sociedad Civil, cual cáncer. Es tarea de todos nosotros desenmascararlos y exponer sus sucios métodos a la luz pública.
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