Tesoros escondidos de Cantabria: la ermita rupestre de San Juan (Socueva, Arredondo)
Cantabria es una comunidad autónoma que guarda en su corazón incontables tesoros y perlas, muchas de ellas todavía poco conocidas por el gran público. Uno de estos tesoros escondidos, de difícil acceso, es la ermita rupestre de San Juan (Socueva, Arredondo).
Cuando se llega al municipio cántabro de Arredondo, un cartel anuncia la existencia de una ermita del siglo IX. Déjese atraer por el cartel, la visita a la ermita rupestre de San Juan merece mucho la pena, tanto si es usted creyente, como si no lo es pero le gustan las antigüedades. Ubicada en un lugar recóndito, quizá por el afán de evitar ataques, la ermita se incrusta en la ladera de una montaña, y esconde así su indudable atractivo. Ese cartel guía el camino hacia la ermita rupestre de San Juan.
Actualmente, se puede acceder en coche, aunque con algunas dificultades, durante buena parte del trayecto hasta la ermita. Ojo, al final necesitará buen calzado para subir andando hasta la ermita.
El camino está asfaltado hasta casi la ladera de la montaña en la que se incrusta la ermita. Le recomendamos, sin embargo, mesura en la velocidad que aplica a su vehículo a la hora de llegar hasta el lugar en el que se termina el acceso mediante motor: no son carreteras normales, hay grijarro y puede derrapar.
Encontrará varios pequeños carteles, escritos a mano, que le guiarán hasta un recodo a partir del cual ya no se puede seguir a bordo de su vehículo.
A partir de ahí, hay que subir a pie. Se recomienda calzado especial y cuidado, porque hay que ascender a pie entre piedras y barro, si ha llovido.
Recuerde también que, ante todo, debe primar el respeto por la construcción. Hay dos pequeñas puertas que indican «Cerrar» después de usar, hágalo, es un lugar casi mágico que ha permanecido ahí durante siglos, y merece un respeto. La ermita es un pequeño templo incrustado en la montaña, precedido por un retablo de una época más moderna.
Si usted quiere disfrutar, de verdad, de la pequeña historia de este lugar, debe acceder al interior de la pequeña ermita. Allí hallará un pequeño altar de piedra, que consta de un pilar de planta cuadrada con los bordes achaflanados y de una mesa de forma troncopiramidal encajada al pilar. Una minúscula ventana ilumina la escena de una manera casi mágica.
En el exterior, en el retablo añadido posteriormente, también tiene un cuaderno de visitas, en el que la gente deja sus pensamientos, ilusiones, deseos…
Sin duda un pequeño lugar, no muy conocido, pero que bien merece una visita. La ermita es actualmente propiedad de la Diócesis de Santander y en 1985 recibió la declaración de Bien de Interés Cultural.
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