Una investigación apunta a que la Cueva del Mazo se usó en el Paleolítico para proveer de alimento a los habitantes de la Cueva de El Pendo y de la Cueva de El Juyo
Los antiguos pobladores controlaban las manadas desde la Cueva de El Mazo y procesaban allí los grandes herbívoros que capturaban, para luego llevar los alimentos a las otras dos cuevas principales en las que vivían
Los datos obtenidos ponen de manifiesto la interrelación y conexión entre las cuevas de Camargo y entre las comunidades humanas que las habitaban
El concejal de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Camargo, José Salmón, y la directora general de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica en Gobierno de Cantabria, Zoraida Hijosa, han visitado esta semana la Cueva de El Mazo, en Revilla, para interesarse por los primeros resultados de la campaña de investigación llevada a cabo en esta cavidad.
La campaña, que ha estado financiada por el Ejecutivo regional, ha sido llevada a cabo por el equipo de GAEM Arqueólogos y dirigida por Ramón Montes.
Salmón ha destacado “el alcance de esta campaña y de las muestras recogidas, que están permitiendo profundizar en el conocimiento sobre esta Cueva de El Mazo y constatar la conexión que mantiene con el resto de cavidades de nuestro municipio y del entorno”.
“Además las muestras recogidas van a ayudar a comprender mejor cómo se desarrolló la vida cotidiana y las estrategias de subsistencia de los pobladores de aquella época, en un territorio como éste que es clave para conocer cómo se desarrolló el Paleolítico en la región y en el conjunto de la cornisa cantábrica”, ha subrayado.
Así, en base a los primeros datos analizados, los arqueólogos de GAEM apuntan a que la Cueva de El Mazo habría sido utilizada como lugar desde el que controlar y procesar la caza de los grandes herbívoros como bisontes, caballos o ciervos que habitaban la gran llanura que actualmente ocupan las localidades de Revilla y Camargo pueblo, y no como lugar para vivir.
De esta manera, la Cueva de El Mazo -al igual que la Cueva de El Ruso en otra zona de Camargo-, habría sido utilizada con una finalidad de caza y como lugar desde el que dominar la planicie y controlar los movimientos de las manadas de animales, complementando los usos de las cuevas de El Pendo y el Juyo.
Es decir, las presas avistadas y procesadas allí tras ser capturadas se transportaban después a la Cueva de El Pendo y a la Cueva de El Juyo, que eran los lugares que se habrían utilizado fundamentalmente como lugares para vivir.
De esta manera, se constataría la interrelación y conexión entre las cavidades existentes en Camargo, y entre los distintos grupos de pobladores que habitaban la zona.
Además, esta campaña permitirá concretar con mayor detalle el periodo en el que fue utilizada la Cueva de El Mazo, cuyas ocupaciones enfocadas a la caza se habrían producido en un arco temporal aproximado de entre los años 15.000 y 12.500 a.C.
Conocer la naturaleza de la época
La campaña de este año, que ha sido la continuación de la efectuada en el año 2019 en la cueva y que fue interrumpida en 2020 por la pandemia, se ha centrado en la recogida de muestras para procesado en laboratorio de sedimentología, palinología, así como extracciones para dataciones a través de uranio-torio y carbono 14.
Estas muestras permitirán también conocer el paleoambiente de la zona en aquella época y detallar cómo era el paisaje en cuanto a las especies vegetales y animales, para así ayudar a reconstruir la vida durante el Paleolítico no solo en Camargo sino en todo el Arco de la Bahía.
“Por ejemplo, se han encontrado restos de un salmón, que podrían apuntar a la existencia de un gran río en la zona”, ha señalado el concejal.
Este área del Arco de la Bahía es, de hecho, la zona más importante para el Paleolítico de toda la cornisa cantábrica y donde se encuentran las grandes cuevas de ese periodo, gracias a que fue la zona más intensamente ocupada.
Importancia historiográfica
La campaña también está teniendo su importancia desde el punto de vista historiográfico, ya que ha permitido constatar científicamente que la Cueva de El Mazo fue el primer yacimiento prehistórico que excavó y documentó Marcelino Sanz de Sautuola.
Ello ha sido posible al comprobarse que la estratigrafía documentada en esta campaña y en la de 2019 es exactamente igual a la descrita por el insigne prehistoriador en una de sus obras, que fue escrita en 1880.
En dicha obra, Sautuola dedicó varias de sus primeras páginas a la Cueva de El Mazo y a todo lo que allí encontró, pero a la hora de referirse a su ubicación sólo indicó que estaba “en término del pueblo de Revilla, en la ladera sur, y como a dos tercios de altura de una eminencia no muy elevada, con subida no muy elevada, y es de dimensiones más bien pequeñas que grande”.
Tras Sautuola, a comienzos del siglo XX la cueva fue excavada por Lorenzo Sierra y Jesús Carballo, y a comienzos de los años 80 del pasado siglo el Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistórica (CAEAP) documentó de nuevo el yacimiento y lo introdujo primero en la l Carta Arqueológica de Camargo, y posteriormente en el Inventario Arqueológico de Cantabria.
Ahora se da un paso más en las investigaciones en el Mazo para contextualizar la cueva y profundizar en su conocimiento tanto desde el punto de vista cronológico como a nivel patrimonial.
Se trata, en suma, de una investigación muy relevante porque complementa la información recogida en cuevas como las de Peñajorao, de cara a poder definir mejor la frontera temporal entre el Paleolítico medio y el superior.
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