Los recortes, las sospechas de corrupción y las actitudes fuera de lugar pasan factura a Diego y al PP
- Ignacio Diego sigue sin explicar la relación del PP cántabro con el dinero negro de la trama de Bárcenas
- En esta legislatura, el presidente arrancó carteles críticos en Sierrallana y menospreció varias veces a Torrelavega
Estamos viviendo días y noches de pura intensidad analítica y política. Diversos informes y sondeos de intención de voto reflejan, en forma de debacle del PP y del PSOE, un hartazgo ciudadano que parece que se va a cristalizar en un voto de confianza a la nueva formación Podemos.
A nivel regional, los augurios tampoco son nada optimistas para Ignacio Diego y el PP que preside en Cantabria. El PP, según un informe de una consultoría de comunicación, perdería la mayoría absoluta en Cantabria, y esa situación hay que achacarla a varios factores.
Los recortes aplicados por Ignacio Diego y sus consejeros han hecho despertar, por fin, la indignación en una sociedad cántabra tradicionalmente tranquila y con mucho aguante. Esa paciencia ciudadana, sin embargo, comenzó a romperse en el momento en el que la propia figura del presidente Diego se mostró como poco adecuada, dando origen a actitudes y actuaciones fuera de lugar, impropias de un Presidente que debe serlo para todos los cántabros.
Recordemos sus varios menosprecios hacia la ciudad de Torrelavega y su airada arrancada de carteles críticos en una visita al Hospital de Sierrallana. Son tan solo unas breves pinceladas que nos dibujan un nítido retrato del personaje, un obsceno reflejo de estas actitudes impropias de un presidente que debe serlo, insistimos, para todos los cántabros. Los que le votaron y los que, probablemente, le «botarán» en mayo de 2015.
Además, la sólida sombra de la corrupción también planea sobre el PP cántabro, cuyo presidente tampoco ha sido capaz de explicar nada, no ha dado explicaciones detalladas sobre los 90.000 euros que constan en el sumario del juez Pablo Ruz como entregados a los populares cántabros por Bárcenas. De poco sirven los golpes en el pecho del portavoz Van Den Eynde en forma de tribunas opinativas, si el partido, el mismo día de la publicación de esas lágrimas de cocodrilo, niega las comparecencias para dar explicaciones.
Todos esos factores, en suma, plantean un gris escenario para un presidente como Ignacio Diego, que no ha utilizado su habitual y bronca elocuencia verbal para disipar las dudas sobre sus actitudes ni sobre las sospechas. La suma, el resultado de todo esto, lo veremos en mayo, pero el futuro se presenta poco halagüeño para los populares cántabros.
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