• 24 de abril de 2024

Una pandemia, una guerra y el ocaso de la globalización descontrolada

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En las imágenes protestas por la guerra en Ucrania, el Presidente Pedro Sánchez y movilizaciones de transportistas – (C) Fotos: David Laguillo

EDITORIAL-. El Presidente de España Pedro Sánchez se está enfrentando con tesón a la peor de las legislaturas desde hace décadas. Las decisiones tomadas por el gobierno de coalición PSOE-PODEMOS han sido las correctas para proteger a los trabajadores y al tejido productivo español frente a las amenazas que podrían haber generado una debacle aún mayor.

A Sánchez le ha tocado lidiar con la inesperada pandemia de COVID-19 y, cuando ya la creíamos superada gracias a las vacunas, llegó la guerra en Ucrania y después las movilizaciones de transportistas por los indecentes precios de los carburantes. En muchos casos, se trata de factores externos que no se pueden controlar desde un concepto globalizado.

La dependencia energética de España, e incluso alimentaria, de fuentes y factores externos que no se pueden controlar a nivel local, sitúan a nuestro país en una débil posición que, en algún momento, nos deberíamos replantear. Un Estado no puede depender tanto de factores externos y decisiones que no se toman en nuestras fronteras y de ahí viene, en forma de una globalización descontrolada desde hace décadas, el origen de muchos de los problemas a los que nos enfrentamos ahora.

Soberanía alimentaria, ecología y freno al consumo desmedido

A estas alturas, tan solo los acérrimos de Donald Trump y los negacionistas pueden obviar que el actual sistema económico y de consumo desenfrenado, ligado íntimamente a un capitalismo insostenible, va en nuestra propia contra al explotar los recursos de un planeta finito.

La depredación del medio, por parte de un ser humano que se comporta cada vez más de forma más egoísta y consumista, solo nos puede llevar a una más que probable destrucción del planeta y de nuestros recursos, siempre en pos del falso axioma del crecimiento constante que nos inculcó el capitalismo salvaje.

Cuando la economía del crecimiento constante choca con la finitud de los recursos planetarios, y la globalización falla porque no podemos comprar un cable que viene desde China y tenemos que recurrir a la compra local, llega el momento de repensar nuestro sistema económico.

«Para romper el efecto combinado de las crisis ecológicas provocadas por la depredación del medio, la persistencia de los latifundios en ecosistemas frágiles y la dependencia comercial existente se necesita algo más que conciencia ecologista. Son necesarias, para empezar, una reforma agraria integral, soberanía alimentaria y universalización de los derechos humanos» *.

  • Guía para una globalización alternativa. Otro mundo es posible (Francisco Fernández Buey. Byblos, Ediciones B, 2005)
CANTABRIA DIARIO
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